La importancia de la escucha (listening) en la voz (speaking)
- Team Neural Ear System
- 28 dic 2022
- 3 Min. de lectura
Lo que conocemos como la voz, no se produce sólo en una “caja”.

Hay tres sistemas que trabajan juntos para crear la voz: el respiratorio, el fonatorio (“caja de voz”) y el de resonancia.

El sistema respiratorio, también conocido como “soporte respiratorio”, incluye: los pulmones, la caja torácica, los músculos del pecho, el diafragma y la tráquea.
El sistema fonatorio, también conocido como laringe o “caja de la voz”, donde se produce el sonido incluye: la laringe y, en concreto, las cuerdas vocales.
El sistema resonante, también conocido como el "tracto vocal", incluye: garganta, fosas nasales, senos paranasales y boca.
El aliento es el “combustible” o el poder detrás de la producción de la voz.
Cuando queremos hablar, respiramos (inhalamos) y luego comenzamos a hablar al exhalar.
Es este flujo de aire que sube por la tráquea y a través de la laringe (entre las cuerdas vocales) lo que hace que las cuerdas vocales empiecen a vibrar (y las mantienen). Se detienen cuando se acaba el aire.
Cuando se respira, las cuerdas vocales, que son dos, se abren para permitir que el aire fluya desde las vías respiratorias superiores hacia la tráquea y los pulmones. Cuando se quiere hablar, se cierran las cuerdas vocales y se comienza a exhalar, provocando un aumento de presión que las hace vibrar (apertura y cierre cíclico).
La vibración de las cuerdas vocales corta el flujo de aire y produce un sonido similar a un zumbido.
El zumbido creado por las cuerdas vocales se convierte en lo que conocemos como la voz humana a través de la resonancia.
La resonancia es la formación y amplificación de las ondas sonoras del tono vocal. La longitud y la forma del tracto vocal influyen en la forma de este tono, así como en qué estructuras o cavidades pueden rebotar las ondas sonoras.

La resonancia que ocurre hacia el frente de la cara es ideal. Si se respira y se tararea en un tono constante durante unos segundos, se puede experimentar esta sensación de resonancia en el frente de la cara.
Por el contrario, si gruñimos, se puede sentir que la resonancia está más abajo, en la parte posterior de la garganta.
Finalmente, una vez que las ondas de sonido llegan a la boca, se usan los labios, dientes y lengua para dar forma al sonido (articulación) en el habla.
Sin el sistema auditivo, no puede ocurrir un desarrollo normal del habla. No sólo porque mediante la percepción del habla de otros es de la forma en que aprendimos a hablar de pequeños, sino porque además la voz está unida al oído, en lo que se denomina como el lazo auditivo vocal.
Esta relación se conoce a partir de las manipulaciones experimentales de los sonidos, donde se ha encontrado que, alterando la señal acústica emitida por la voz, y recibirla por el oído, la producción del habla se ve también modificada.

Una evidente muestra en la vida cotidiana de este lazo audio vocal, es el hecho de que al cambiar por ejemplo de residencia o convivir en un entorno distinto, las personas tienen la tendencia a adoptar la forma de hablar de sus nuevas circunstancias.
Nuestro cerebro recibe información de la voz que hemos producido, y sobre esa retroalimentación ajusta la emisión de la voz, es decir, trabaja según nos percibimos a nosotros mismos.
Para llevar a cabo esta tarea, el oído medio es una parte muy relevante de nuestro sistema auditivo. Pero esa relación del oído medio se verá en otra entrada.
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